Gerd Theissen aborda en este libro el análisis de la religión de los primeros cristianos no desde una perspectiva teológica sino desde la ciencia de la religión. Partiendo de la definición de religión como un sistema cultural de signos, con tres formas de expresión básicas –el mito, el rito y la ética–, el autor analiza el proceso por el cual cada uno de estos elementos va adquiriendo una configuración propia en las comunidades cristianas, un proceso que llevará a los cristianos, que nacieron y en un principio se mantuvieron en el ámbito del judaísmo, a constituirse en una religión independiente.
Estudiando cronológicamente los primitivos textos cristianos se puede documentar muy bien ese proceso hacia una autonomía cada vez mayor respecto del judaísmo, autonomía a la que contribuyeron en gran medida no sólo la confrontación con la religión madre, sino también las crisis sufridas dentro del propio cristianismo.
Asimismo, los textos dejan constancia de cómo cada una de las comunidades en las que fueron escritos tenía acentos y matices propios en su comprensión y vivencia de la fe en Jesús. Esto no impide, sin embargo, proponer y formular unos axiomas y motivos comunes a todas ellas. Uno de los frutos más tempranos de esta unidad dentro de la pluralidad fue la formación del canon de libros bíblicos.