Tras examinar la cuestión del mal, puerta de ingreso en la sugestiva y extensa dogmática titulada Dios para pensar, el profesor Gesché invita a reflexionar sobre el hombre.
Pocas tareas han reclamado tantas energías en la época contemporánea como la de intentar comprender al ser humano. Su misterio ha buscado ser esclarecido desde ámbitos tan distintos como la biología, la antropología cultural, la psicología, el pensamiento político o la sociología, sin llegar a alcanzar del todo el objetivo deseado. Este aparente fracaso se ha debido en gran medida al excluyente planteamiento horizontal que se ha empleado en la resolución de tan arduo enigma.
Y sin embargo, ¿no habrá llegado la hora de sumar a los valiosos resultados alcanzados por las ciencias humanas la aportación original de la teología? Así, la propuesta de cambiar de perspectiva y contemplar desde arriba al ser humano, es decir, desde la alteridad que le proporciona el tú divino, tal vez pueda servir para romper el círculo que tiene encerrado en sí mismo al propio hombre.