En este libro, Barrington Moore utiliza el método de la comparación histórica para investigar las razones que llevan a determinados grupos de personas a matar y a torturar a otras. Su respuesta es sorprendentemente sencilla: las gentes persiguen a quienes consideran contaminados debido a sus ideas religiosas, políticas o económicas "impuras". Su investigación comienza por las restricciones impuestas en el Antiguo Testamento a determinadas conductas sexuales o a la idolatría, sigue con las Guerras de Religión y la Revolución francesas y se zambulle finalmente en el interior de las principales religiones asiáticas para encontrarse con que sólo la influencia occidental logró hacer penetrar en ellas la violencia con el fin de erradicar a los "impuros".
Moore llega así a la provocadora conclusión de que el monoteísmo es el principal responsable de algunas de las más virulentas formas de intolerancia, así como también una de las principales causas de la perversidad y el sufrimiento humanos. En ningún caso afirma el autor que la tradición monoteísta sea la fuente principal del nazismo, el estalinismo, el maoísmo, el fundamentalismo más violento o la limpieza étnica en Ruanda y en la antigua Yugoslavia, pero sí lo identifica como causa indispensable, porque siempre ha justificado, animado y extendido las persecuciones motivadas por un deseo de venganza a lo largo y a lo ancho del planeta. Por eso este libro interesará a cualquiera que haya oído alguna vez la palabra “genocidio” y se pregunte por los motivos de su existencia.