La tecnología está cambiando el negocio de la televisión. El día de mañana, el acceso a los distintos programas se hará bajo demanda on line, y las productoras televisivas ya están tomando posiciones para no perder el tren que nos lleva a todos hacia el futuro: el tren de Internet. Ahora mismo estamos todavía en lo que los cybergurús denominan como la prehistoria de este medio; una etapa en que la conexión a la Red va inevitablemente ligada al ordenador y a la congestión de líneas. Pero la inminente llegada del cable y de las líneas de gran capacidad al hogar, acabarán con las congestiones y fundirán Internet con la televisión. Nos acercamos así, haciendo surfing sobre la ola internauta, hacia un futuro lleno de posibilidades, en el que no cabe el concepto actual de televisión. La televisión ha muerto, y su fallecimiento gira alrededor de tres ejes planetarios distintos:
¿Muere la forma actual de hacer televisión? Nacen nuevos modelos de producción audiovisual: los portales de TV.
¿Muere la forma actual de ver televisión? El espectador del siglo XXI va a ser capaz de decidir qué y a quiénes quiere ver, cuando, como y donde le dé la gana.
¿Y, por último, muere también el aparato que hasta ahora conocíamos como televisor? ¿Qué le sustituirá? La industria audiovisual está trabajando sobre la televisión inteligente, que aglutine todas las facetas de ocio y tiempo libre y que pueda incluso dominar y controlar al resto de electrodomésticos del hogar.