Es cierto que en el ámbito pagano no faltó la crítica a los principios que conformaban la doctrina cristiana, pero uno de los rasgos del mundo romano fue su tolerancia de otros cultos diferentes y extraños a su tradición politeísta, siempre que no atentasen contra la antigua moralidad y el orden establecido.
Aunque este libro no niega la existencia de la persecución y el martirio de los cristianos, se propone devolver ambos fenómenos al terreno de la realidad histórica. Consciente de que su imagen ha sido desvirtuada por la tradición teológica, su autor muestra los principales elementos que han impedido desvelar la verdadera naturaleza de las acciones persecutorias y de la muerte cruenta asociada a ellas.
La construcción ideológica del “martirio cristiano” deformó la función de la tortura dentro de los procesos judiciales. Asimismo, convertía la condena a las fieras, aplicada esporádicamente a los cristianos por los magistrados romanos, en la forma de muerte habitual con independencia de las circunstancias históricas.