La filosofía, según declara el inicio de Dialéctica negativa, sigue viva porque se perdió el instante de su realización. Debía dejar de interpretar el mundo y pasar a cambiarlo, y no lo logró. Esto abre al menos dos preguntas, que rondarán las presentes lecciones ?traducidas por primera vez al español? tanto como el libro llamado Dialéctica negativa, que Adorno terminaba de redactar por entonces, en 1966. ¿Cómo es posible aún la filosofía? ¿Cómo concebirla tras aquel fracaso de hacerla realidad? Las discusiones serán entonces con Marx, con su maestro Hegel y con Kant; tres filósofos que siempre funcionaron como horizonte teórico y dialógico de Adorno. También contra los enemigos filosóficos establecidos ya desde un principio: el positivismo, la ontología, el irracionalismo, la fenomenología. Esta filosofía aún posible llevará el nombre de crítica o, si se quiere, de dialéctica. Pero no será la heredada de Hegel, aquella que pactaba con lo real y postulaba lo absoluto, y que entronizaba el concepto sobre la cosa. Esta dialéctica ha de ser negativa. Así, se resguardará de convertirse en la afirmación de lo que hay y luchará por el salvataje de lo particular. Se volverá oposición, y esto en más de un sentido: contra el todo social y contra el todo del sistema filosófico, que se copertenecen. Quedará en pie como especulación, y así se codeará con el infinito; será tanto señalamiento de lo posible como resistencia.