El verdadero hombre, la auténtica mujer, se encuentran ocultos en el interior (1 Pe 3, 4).
Siguiendo esta lógica misteriosa, no resulta extraño que desde tiempos antiguos se haya considerado el corazón como el genuino núcleo del ser humano.
En consecuencia, adentrarse en el propio corazón, entender sus ritmos y recorrer sus etapas constituye un camino seguro que está invitado a recorrer todo aquel individuo que en verdad aspira a conocerse y trascenderse plenamente.
André Louf (1929-2010), monje trapense belga, abad, traductor y biblista, fue sobre todo un maestro espiritual, tanto personalmente como a través de sus numerosas publicaciones.