Casi al final de su azarosa vida, Nicolás de Cusa siente la urgencia de realizar
una nueva metafísica.
Al inicio de su obra De venatione sapientiae, indica que «a quien quiera filosofar
le describiré lo que llamo caza de la sabiduría, así como los territorios, y en ellos
ciertos lugares, y le conduciré a los campos que considero sobreabundantes como
ningún otro en las presas que se buscan».
Estas palabras son una llamada a embarcarse en la elaboración rigurosa de
una metafísica completa, que luche contra la moda y busque la verdad