Las Vidas de Demetrio y Antonio presentan la azarosa existencia de Demetrio Poliorceta (337 a.C.-283 a.C.),
hijo de Antígono "el Tuerto", uno de los generales de Alejandro Magno que luchó por la sucesión del gran conquistador,
y la de Marco Antonio (83-30 a.C.) , triunviro rival de Octavio, el futuro Augusto. Plutarco plasma con amenidad sus
desmesuradas pasiones, avivadas por amantes y aduladores, sus espectaculares y mal digeridos triunfos seguidos de
catastróficas derrotas, hasta llevarnos hacia los patéticos y aleccionadores finales de estos dos singulares antihéroes
de las Vidas paralelas. Componen este volumen otras cuatro biografías independientes: la Vida de Arato relata las
dificultades de Arato de Sición (271-213 a.C.), como estratego de la Liga Aquea, para mantener la independencia de
Grecia frente al enemigo reino macedonio; la Vida de Artajerjes es un interesante cuadro de exotismo decadente e
intrigas de harén que enturbian el reinado de Artajerjes II (436-358 a.C.); y, por último, las Vidas de Galba y Otón
nos trasladan al año 69 d.C., "el año de los cuatro emperadores", y a la difícil transición tras la muerte del
emperador Nerón. Con las Vidas de Dión y Bruto, Plutarco aborda el tema de la tiranía. Insiste en los aspectos que más
podrían aproximar las vidas de estos dos tiranicidas (su educación platónica, sobre todo), consciente de que, por el
contrario, poco era lo que tenían en común los tiranos derrocados: Dionisio de Siracusa (hijo de Dionisio el Viejo,
paradigma de tirano ya desde la antigüedad) y Julio César, cuyo asesinato no perdonó el pueblo de Roma.