¿Cómo sería vivir sin preocupaciones, problemas, ansiedades ni grandes inquietudes? ¿Cómo sería no albergar resentimientos, no sentirse herido, no emitir juicios? ¿Cómo sería sentirse constantemente en calma, paciente y sereno? ¿Cómo sería experimentar el amor de Dios fluyendo desde nuestros corazones a todos aquellos con los que nos encontramos, en todo momento? ¿Cómo sería no
tenerle miedo a la muerte, no sentir limitaciones? ¿Cómo sería saber que no somos un cuerpo? ¿Cómo sería conocer la eternidad? ¿Cómo sería conocer a Dios?
Ningún copo de nieve cae nunca en el lugar equivocado. Todo
ocurre como debe, cuando debe y tal como puede. Toparse con Un curso de milagros no es un accidente, un tropezón, un error, ni una caída. Nadie está donde está por accidente, y la casualidad no existe en el universo de Dios.