En el mundo jurídico se está viviendo un auténtico auge de la mediación. En general, tiende a pensarse que constituye una de las principales soluciones a los «males estructurales» que afectan a la jurisdicción. En este sentido, empieza a haber una amplia literatura relativa a las bondades de la mediación. Este libro, sin embargo, pretende abordar la cuestión de la calidad en la mediación, es decir, aspira a aclarar en qué consiste una buena mediación. Ello supone inevitablemente abordar cuestiones de fundamentación y, en consecuencia, el libro se hace portador de una concepción argumentativa de la mediación.
A partir de ahí, el planteamiento del libro es muy claro: para entender bien la mediación, hay que entender bien la negociación; y para entender bien la negociación, hay que entender bien los aspectos argumentativos presentes en la misma. Invirtiendo el orden de los términos usados en la formulación del planteamiento, se obtiene naturalmente el itinerario expositivo y la estructura del libro: en primer lugar, qué es la argumentación y qué dimensiones de la argumentación son relevantes para entender mejor la negociación; en segundo lugar, dado que la negociación presupone interlocución argumentativa entre los sujetos (un debate), la cuestión a aclarar es qué formas de debate resultan apropiadas para desarrollar una buena negociación; y, finalmente, en tercer lugar, el papel del buen mediador se caracteriza como el de un tercero neutral e imparcial que trata de canalizar el debate negocial hacia las formas de debate apropiadas y productivas.