Thomas Merton ya señaló que la renovación cristiana ha acabado por generar una amplia apertura hacia las religiones asiáticas para, según las palabras del Vaticano II, reconocer, preservar y promover los bienes espirituales y morales que las mismas contienen. Ahora bien, tanto los cristianos conservadores como los progresistas recelan de las religiones orientales por distintas razones: los conservadores porque creen que todo el pensamiento religioso asiático es panteísta e incompatible con la creencia cristiana en un Dios creador; los progresistas porque están persuadidos de que todas las religiones asiáticas no son más que meras evasiones que niegan el mundo y promueven el trance, y sistemáticos repudios de la materia, el cuerpo, los sentidos y demás, con el resultado final de que acaban por ser pasivas, quietistas y retrógradas.
"Los dones del Zen a la búsqueda cristiana" trata diversos aspectos del Zen vistos desde un ángulo cristiano y occidental, pero también en la creencia de que el Zen no puede considerarse totalmente ajeno a dicho ángulo. En la línea de Thomas Merton, Hugo Enomiya-Lassalle, William Johnston, Willigis Jäger y muchos otros, Robert Kennedy subraya que el Zen no es dogmático sino concreto, directo, existencial, se ocupa de la vida misma y no de ideas sobre la vida, y no vacila en atacar directamente los obstáculos para el desarrollo espiritual maduro. Razón por la cual, el Zen tiene mucho que decir ya no sólo a los cristianos, sino a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Robert E. Kennedy, s.j. es psicoterapeuta en ejercicio y profesor de Zen. Desde hace años enseña teología y japonés en el Saint Peter`s College de la ciudad de Jersey (USA).