La reflexión teológica encuentra su sentido pleno cuando, partiendo del fundamento bíblico, prolonga el misterio de la Alianza de Dios con su pueblo (Israel y la Iglesia) en la historia de Jesucristo. Así, en María se hace patente la representación de aquel Israel que dice «sí» al Dios de la Alianza. María no es junto a Cristo «co-redentora», sino que constituye el «concepto inmaculado» del ser humano redimido. Y puesto que el Redentor vincula su Encarnación al «sí» de un ser humano concreto, puede Él ingresar en este mundo siendo María el «resto» santo de Israel y el prototipo de todos los creyentes.
El libro de K.-H. Menke comienza recurriendo a la Escritura para mostrar si las declaraciones sobre María formuladas de manera vinculante por la Iglesia tienen un fundamento en la historia de la salvación. A continuación esboza una «mariología sistemática», donde se explica la conexión de los «dogmas marianos» entre sí y con la cristología, la soteriología, la doctrina sobre la gracia, la eclesiología y la escatología. Por último, reflexiona sobre el ecumenismo, el feminismo, las apariciones y las recreaciones artísticas, campos de tensión entre diferentes imágenes de María.