Padres e hijos reciben el título el mismo día, pero ninguno de ellos ha asistido a un curso para ejercer su profesión. El hijo no tiene edad pero sí tiempo, los padres tienen edad pero no tienen tiempo. Cuando comprendamos que, como dice Michael Levine, "tener hijos no lo convierte a uno en un padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista", y que los niños tienen más necesidad de modelos que de críticos, esta sociedad podrá cambiar. Este libro quiere ser el vehículo para cumplir el objetivo de la mayoría de los progenitores: ser mejores padres.