La figura dominante en este libro es Abraham, aquel que sabe que tiene que callar y que calla hasta que el ángel lo interrumpe en el momento en que se dispone a dar muerte a su hijo preferido, Isaac. ¿Cómo interpretar el secreto de Abraham y la ley de su silencio? Según sugirió Kierkegaard el misterio de Abraham radica en que, en cualquier caso, debe pedir perdón por obedecer. Sin embargo, hoy nos resulta indescifrable ese momento inaudito, no sabemos cómo reinterpretarlo. Y, por otra parte, ignoramos quién puede considerarse autorizado a reinterpretar la innumerable cantidad de lecturas a que ha dado lugar la historia de Abraham, lecturas que se hunden en el fondo de los abismos de nuestra memoria.
Sin embargo, por más abismal que sea, esa memoria forma parte irrevocable de nuestra herencia. Podemos renegar de ella, pero aún así persiste y sigue dictando una determinada lectura del mundo. Sea de la mano de Platón, Nietzsche, Kierkegaard y Lévinas, o bien a través de alusiones literarias a Melville y Kafka, Derrida nos ofrece un análisis profundo y sugestivo de la inconcebible pero certera muerte en primera persona.
Una vez más, todo lo que Derrida pone en juego en este texto, desde la historia de Europa hasta la posibilidad de la literatura, permite apreciar la ambición de uno de los pensadores más originales y complejos de la segunda mitad del siglo XX.