En nuestro tiempo no resulta problemático definir a la Iglesia como «comunión»; sin embargo, esto no siempre ha sido así. Tanto a lo largo de la historia del cristianismo, como en el diálogo ecuménico, el tema de la comunión no es pacífico. Investigar los orígenes y las fuentes de esta afirmación teológica aplicada a la Iglesia ha sido el objetivo principal de esta breve obra de eclesiología.
Diferentes teólogos católicos, protestantes y ortodoxos han planteado a Jean-Marie Tillard distintas cuestiones sobre sus planteamientos eclesiológicos. Por ejemplo: ¿Cuáles son los datos de la tradición antigua que permiten aplicar la categoría de comunión a la Iglesia? ¿Cómo es posible comprender que la Iglesia, a través de la eucaristía, se injerta comunional y solidariamente en la humanidad desgarrada? ¿Cómo justificar que cada cristiano individual nunca está sólo, ni siquiera ante Dios, sino que se encuentra dentro de la comunión de la Iglesia? ¿Cómo entender y razonar que la Iglesia es comunión antes que sociedad?