Este libro va dirigido a aquellas personas que han dejado la fe como un bagaje viejo, trasnochado, propio de otras épocas, pero que no se resignan del todo a arrancarla de raíz de sus vidas, porque sienten de vez en cuando en su interior el tirón de una tradición cultural que los sustenta. También se dirige a aquellos que creen en Dios pero se hallan vacilantes entre dudas y oscuridades.
Comienza con un diálogo filosófico que revela que la fe no es absurda pero necesita de interiorización. Hacerse personal. Y en esta búsqueda, desgrana las razones para creer. Sostenidas en la familia y la formación, Erdozáin reflexiona, de forma razonada y convincente, sobre la plausibilidad de la fe en Dios y, en concreto, de la opción cristiana.