La primera Carta a los tesalonicenses (1 Tes) es una pieza clave para la reconstrucción de los orígenes del cristianismo. De hecho, se trata del testimonio escrito más antiguo que se conserva de este movimiento religioso.
Pablo de Tarso remitió esta breve epístola a la comunidad de Tesalónica en el verano del año 50, es decir, a los veinte años de la muerte de Jesús. Aunque posteriormente Pablo escribió otras cartas, ésta es peculiar por estar redactada al comienzo de la actividad misionera del apóstol.
Este primer documento cristiano de consolación y ánimo, adentra al lector en la vida cotidiana de los seguidores helenistas de Cristo a mediados del siglo I, de sus dificultades y tensiones, de su fe, esperanza y caridad.
La presente obra está dividida en tres partes. La primera sirve de introducción a las diversas cuestiones sobre el origen, el carácter literario y la temática de 1 Tes. A continuación, se presenta el texto original griego y la traducción castellana. Por último, se ofrece un amplio comentario a la carta.