La palabra "amor" remite a múltiples experiencias. Entre todas ellas, el referente primordial lo ocupa el amor esponsal, amor que se manifiesta y realiza en la dimensión sexual del encuentro interpersonal. Por otra parte, tanto la experiencia como la reflexión filosófica y la revelación cristiana nos advierten de que la sexualidad no puede ser reducida al ámbito de la genitalidad. La vivencia de la sexualidad impregna todas las dimensiones de la existencia humana. Y la vivencia de esa existencia en clave de amor la transforma y la plenifica.
Los cristianos consideran que la fe es un don que ha de ser vivido como tarea, y que la moral es la traducción práctica de esa fe. La aceptación de Cristo como Señor y Salvador ha de manifestarse en los diversos ambientes en los que desarrollan su vida y, por supuesto, ha de impregnar las decisiones que toman o dejan de tomar con relación a los valores que van configurando su existencia. En este sentido, uno de los valores más importantes es precisamente el amor.