Todas las personas tenemos derecho a sentirnos bien. Sentirse bien y ser conscientes de ello nos permite abrirnos a las posibilidades y a la mejora de nuestras relaciones intra e interpersonales, y está en la base de una buena convivencia.
Para el profesor, por la importancia social de la labor que desarrolla como educador de miles de alumnos a lo largo de su carrera, sentirse bien consigo mismo y con los demás puede considerarse no solo un derecho, sino también un deber.
En esta obra se examinan teorías, dinámicas y técnicas para mejorar sustancialmente la convivencia en el aula desde la perspectiva de la búsqueda del sentirse bien del profesor. Se descubre, además, que actuar en este sentido puede ser muy placentero si se decide que lo sea y si se ayuda a los alumnos a ser parte activa de la labor para conseguirlo y disfrutarlo.