Para el autor de este libro, todos los males de la educación proceden de un equívoco heredado, es decir, de tres grandes ideas incompatibles entre sí. ¿Cuál es el propósito de la educación? ¿Formar buenos ciudadanos e inculcar aptitudes y valores adecuados para la vida en sociedad? ¿Dominar ciertos corpus de conocimientos? ¿Desarrollar el potencial único de cada estudiante? Lo cierto es que estos objetivos acaban enfrentándose entre sí en cada nivel del proceso educativo, desde las decisiones curriculares hasta los métodos de enseñanza. Y el análisis de Egan --fresco, claro y totalmente original— se dedica a escrutarlos para elaborar un diagnóstico tan convincente como inesperado.
No contento con esto, sin embargo, Egan ofrece una nueva alternativa: la educación debe consistir en aprender a utilizar ciertos «instrumentos intelectuales», como el lenguaje o la alfabetización, que den forma a nuestra comprensión del mundo. Y, a su vez, estos instrumentos generarán las diversas formas que puede adoptar esa misma comprensión: mítica, romántica, filosófica, irónica, etc.
Ingenioso, provocador y persuasivo, Mentes educadas ofrece una visión nueva y revitalizadora del incierto panorama educativo de hoy en día.