¿Qué hace falta para que la educación de nuestros niños y jóvenes
sea integral y completa?
La realidad pone de manifiesto que en los alumnos de la primera y segunda etapa, e incluso en los universitarios, en general, se dan una serie de problemas: no toman conciencia de sí mismos ni parecen entender sus responsabilidades como alumnos; la presión de sus necesidades no racionalizadas les lleva a actuar impulsivamente o bien son seres solitarios que no saben cómo integrarse en el grupo y tienen dificultades para comunicarse con los demás. En definitiva, presentan conflictos personales, sociales, académicos y vocacionales, tal vez debido a una limitada orientación en años anteriores. Ante esta situación, la orientación educativa se erige como la acción que promueve el desarrollo integral en la medida en que ofrece asesoramiento, ayuda y apoyo técnico en aquellos aspectos más personalizadores de la educación, haciendo posible la atención a la diversidad de capacidades, intereses y motivaciones de los alumnos y alumnas, así como de los padres, madres, representantes, docentes y familia en general.