El estudio apunta a que una pesada carga de trabajo repercute fuertemente sobre el ámbito familiar del cónyuge y de los hijos, con respecto al propio bienestar. Los hombres de hoy en día se enfrentan a un «dilema invisible» que surge cuando tratan de conciliar el papel de trabajador y la vida y las obligaciones familiares. Estos hombres se muestran insatisfechos con la gestión de su tiempo. Desean disponer de más tiempo para sí mismos, para la pareja, para la familia; pero no consiguen sacar ese tiempo de su situación real. El contexto de trabajo se presenta como una presión continua y una demanda de presencia y de compromiso que hace que estos hombres sean cada vez más dependientes del trabajo. La realidad es que estos hombres, sobre todo los que ocupan cargos directivos, trabajan mucho y el trabajo termina adentrándose en la esfera privada y colonizando el espacio familiar. Asimismo parece que para muchos de estos hombres, el trabajo sigue siendo lo primero y es más importante que la familia.