Aprender a vivir es una de las finalidades prioritarias de la educación.
En este libro se recogen un conjunto de conceptos sobre la inteligencia del niño de cero a tres años, una selección de las conductas motoras y afectivas, junto con la atención de los padres y educadores para prevenir, evitar y reconducir aquellas que resultan difíciles e incómodas. Para ello, se exponen una serie de reflexiones y orientaciones para padres y educadores, con el fin de aprender a poner límites a los niños que, a su vez, les permiten controlarse o autorregularse.
Saber entender la imposición de límites y aprender a utilizarlos, desborda a muchos padres, les hace sufrir y les angustia. Aprender a establecer límites presupone tomar conciencia de los errores más frecuentes que se cometen con los hijos y los alumnos. La conciencia de cómo no se debe hacer, dará paso a las actuaciones concretas para llegar a evitar comportamientos antisociales y establecer criterios desde los cuales los niños aprendan a regular la propia conducta.
No se trata de limitar, en el sentido de suprimir, sino de saber encauzar y guiar desde una óptica positiva, muy lejos por tanto, de optar por una educación represora que encorseta y limita el crecimiento.