¿Cuántas personas pueden influir en el pleno desarrollo de un niño con dificultades de integración? ¿De qué manera las instituciones participan del cuidado y de la atención que requiere todo niño que ha sufrido el exilio? ¿Qué debe hacerse cuando los hijos de las minorías no cuentan con los recursos necesarios y ni los medios adecuados para sentir que también ellos forman parte de una sociedad?
En La resiliencia invisible, las autoras parten del trabajo que han realizado en Barcelona y en París con niños sordos y con aquellos niños cuyos padres han debido emigrar de sus países de origen, perseguidos por la violencia o el hambre. A diferencia de otro tipo de estudios, en este libro Ana Vásquez e Isabel Martínez hacen hincapié en la importancia que tienen los tutores invisibles, que trabajan a la par de los educadores y contribuyen a la integración de estos niños en la sociedad. La labor específica de cada uno de los agentes -¿se trata de investigadores pasivos o de clínicos?- es fundamental durante un proceso terapéutico de acompañamiento, cuya finalidad es «apoyar, desarrollar y profundizar» las potencialidades de cada uno de los niños.
Para ello, como método de trabajo proponen una perspectiva etnográfica a largo plazo que construya categorías diferentes desde una impronta cultural que sirva de marco teórico y que, a la vez, otorgue una importancia capital a la influencia de la Historia en la historia particular de cada niño. Sólo así, afirman las autoras, se pueden contextualizar las problemáticas de los niños y abordar la relación con la familia y con la escuela dentro de un marco concreto basado en la dinámica de la resiliencia.