De pequeña, Elizabeth Clare Prophet veía en la biblioteca de sus padres un libro que siempre le había llamado la atención. Se acercaba de puntillas, lo miraba de reojo, con cierto temor. Hasta que, por fin, años después, lo abrió y se encontró con la imagen de un maestro cuya mirada reconoció como un amigo muy antiguo. En aquel momento, decidió que no pararía hasta encontrarlo. Asómate a la niñez y la juventud de Elizabeth Clare, este gran ser humano y divino que vivió en el siglo XX en la Tierra, y que hoy te sonríe desde el cielo, junto a su maestro y amigo: Saint Germain.