El último hombre da título a esta novela distópica publicada_x000D_
por Mary Shelley en 1826, en la que retrata una sociedad futura del siglo XXI que ha sido arrasada por una terrible plaga. El_x000D_
narrador, Lionel Verney, único superviviente de la enfermedad, recuerda los_x000D_
años finales de la existencia de la raza humana, cuyo fin profético había sido_x000D_
ya revelado en unas hojas incompletas halladas en la Cueva de la Sibila. Verney_x000D_
es quien con su narración de los acontecimientos deja testimonio del_x000D_
cumplimiento de la profecía y describe el desarrollo de los funestos sucesos_x000D_
que condujeron al triste destino de la humanidad. El relato, que destila_x000D_
pesimismo y dureza, se ha interpretado como el lamento de Mary Shelley por la_x000D_
pérdida de sus seres queridos –sus hijos que nunca llegaron a la madurez, su_x000D_
marido Percy Shelley y su amigo y apoyo en la viudedad, Lord Byron–, así como_x000D_
el profundo cuestionamiento de los ideales revolucionarios y románticos de la_x000D_
autora. La obra fue acogida tras su publicación con grandes críticas y, al_x000D_
contrario de lo que sucedió con su Frankenstein o el_x000D_
moderno Prometeo,_x000D_
tuvo que esperar a la segunda mitad del siglo XX_x000D_
para recibir el reconocimiento literario que merecía.