Limpieza y suciedad no son conceptos que se deban dirimir exclusivamente en el marco de las normas de higiene dictadas por las autoridades sanitarias o el de los servicios de limpieza y tratamiento de residuos dependientes de cualquier ayuntamiento. Por el contrario, ambas nociones han ido incorporando, a lo largo de su devenir histórico, una dimensión simbólica que ha conllevado su interpretación en términos morales. Los planos de la limpieza física y la limpieza moral aparecen socialmente fundidos y, por lo tanto, imposibles de disociar. Lo limpio es correcto, moral y decente; lo sucio constituye una transgresión de la norma.
En el presente libro se abordan las estrategias discursivas. sobre lo limpio y lo sucio que se han desarrollado en el ámbito de las prácticas artísticas contemporáneas. Para ello, se examinan las acciones de lavar o ensuciar como actos políticos conducentes a la definición de cuerpos alternativos que buscan escapar a las presiones disciplinarias del orden social. Asimismo, se analiza cómo los conceptos de suciedad y polución son aplicados a una de las grandes construcciones culturales que han servido para clasificar y excluir: la raza. Por último, y como no podía ser de otro modo cuando se habla de las políticas de la limpieza como garantes del orden moral imperante, se estudia el caso de la sangre menstrual y de su invisibilización –por temor a su efecto de contagio y de corrupción por parte de las políticas visuales patriarcales–. Raza, genero y moral se entrelazan, en consecuencia, en el entramado discursivo elaborado en este ensayo, en el que, por primera vez, se afronta la gestión que los artistas contemporáneos han realizado de conceptos tan connotados simbólicamente como los de limpieza y suciedad.