Juan Plata está, otra vez, en la escuela. Debe recuperar el tiempo perdido, aunque a él le parece que ahora está perdiendo el tiempo. Mientras, en el mar, en el mundo de su padre, se insinúan cosas terribles: hijos que hieren a sus padres, juicios sumarísimos a menores de edad, las sirenas perciben que en el fondo del mar algo ocurre, el barco de las uñas de muerto deja un rasto de muerte, destrucción y desolación. El mar llama de nuevo a Juan Plata.