La teoría de la evolución de Darwin fue una de las grandes revoluciones científicas de la humanidad. En su tratado Sobre el origen de las especies (1859), Darwin demostraba sobre bases científicas que las especies vivas ?plantas y animales? no son meros ejemplares de unas esencias inmutables, sino que se originan unas de otras con modificaciones, según la ley de la selección natural y la mejor adaptación al entorno. Estas ideas, que implicaban rastrear los orígenes del hombre en el mono, suscitaron la animadversión de amplios sectores de la Iglesia Anglicana, que no estaban dispuestos a cuestionar la interpretación literal de la Biblia. «La peligrosa idea de Darwin», como la llama Daniel C. Denneth, ha llegado a todos los ámbitos humanos: científico, filosófico, psicológico, social y religioso.