Cuando en 1989 se le concedió a Mariano Villangómez Llobet (Ibiza, 1913) el "Premi d´Honor de las Lletres Catalanes", se le reconocía definitivamente no sólo una obra de ricas y variadas tonalidades, sino un modo de ser auténtico para la escritura y, en concreto, para la poesía. Se premiaba también la fidelidad a una tierra y a una lengua en tiempos en que atender a ambas era tarea nada fácil. En cualquier caso, lo que había sucedido es que la sociedad correspondía al escrito de vocación como debía, ponía de relieve sus méritos y valores, desvelaba su voz.
Traducción y notas de Antonio Colinas.