El contexto nos indica los elementos que parecen externos al poema, pero que, en realidad, están inmersos en él: el espacio y el tiempo, las circunstancias que rodean al poema y lo configuran.
En el caso de Enrique Villagrasa, suelen estar muy marcados los espacios, entre los que destaca Burbáguena, su pueblo natal y las riberas del Jiloca, que quedan transformados en un lugar mítico, inexistente, evocado e invocado por el recuero a través de ese proceso mágico que es el acto creativo ("Burbáguena: esa realidad inventada, espacio-tiempo contenido cual palabra mágica", en Paisajes).
Evidentemente, estos espacios míticos nos llevan a la infancia, el paraíso perdido que se pretende recuperar por medio del recuerdo.