Sergi García Lorente sabe adentrarnos en esta mutación lingüística de la poesía, es el artífice de la recreación de imágenes que solo un poeta puede lograr, y con él asistimos a la enervación de la palabra y del concepto, en un estilo propio y que no por ello está desconectado de lo cotidiano, sino más bien forma parte de lo cotidiano. El lector vislumbrará un influjo apasionante hacia la belleza de lo innombrable, sentirá una atracción hacia la carnalidad divina y en todo momento se sentirá atrapado por unos poemas únicos y cruciales.