La expresión poética de Quevedo no se detiene ante ningún obstáculo y es apta lo mismo para explicar maravillosamente una pena amorosa, las burlas más procaces o la angustiosa idea de que la existencia consiste en ser y no ser. Pero la expresión quevedesca es siempre intensificadora, no sugeridora, como en Góngora. Por eso se puede leer ese verso tan estremecedor de «soy un fue y un será y un es cansado», que desafía las normas más severas de la gramática de todos los tiempos.