En el siglo XX el paradigma médico dominante ha sido la medicina preventiva. Su objetivo primordial es diagnosticar correctamente al enfermo y proporcionar las terapias adecuadas para su sanación.
Sin embargo, en las últimas décadas comienza a imponerse un paradigma distinto y complementario con el preventivo, lo que se conoce como medicina predictiva. En este caso se trata de “cuidar de la salud en la salud”, antes de que la enfermedad llegue a desarrollarse. De lo que se trata es de anticiparse a la enfermedad y lograr un envejecimiento saludable.
Este nuevo paradigma sería inconcebible sin el desarrollo de las redes neuronales y árboles de decisión de la inteligencia artificial, aplicada en el campo biomédico. Su empleo es esperanzador en el diagnóstico por imagen, en la detección temprana de enfermedades neurológicas como el Parkinson y el Alzhemier y en campos aparentemente más inocuos, pero decisivos para la salud, como la personalización de las dietas y del ejercicio físico.