Ese verano, todos con los que se encuentra Leena están enamorados: Su hermano Matti, su mejor amiga, la cocinera de la guardería, su madre? ¿Y Leena? Ella se siente rara en presencia del nuevo de su clase. Aunque se niega a admitir dos cosas: convertirse en mujer y enamorarse.
Marjaleena Lembcke, como en su anterior libro Cuando las piedras todavía eran pájaros, nos ofrece una narrativa en tonos suaves sobre conflictos, que hace su lectura especialmente atractiva.