Un entomólogo francés compra en la Gran Plaza de El Cairo unos misteriosos polvos que prometen aumentar la potencia viril del hombre, asegurándole además a quien los tome el nacimiento de un hijo varón. Esa misteriosa sustancia, recuperada de un cajón en el que permanecía olvidada, será el punto de partida de una investigación destinada a revelar los orígenes de un proceso de desintegración que llegará a poner en peligro el futuro de la humanidad. Cronista de su tiempo y de su propia historia, a
la vez que protagonista de una doble historia de amor, el narrador, testigo de El primer siglo después de Béatrice, da cuenta de los acontecimientos que han convertido a la Tierra en un planeta sombrío y dividido por el odio.
Si hasta el momento Amin Maalouf había negado en su narrativa la escisión entre Oriente y Occidente, en EL PRIMER SIGLO DESPUES DE BÉATRICE convierte en objeto de preocupación la «falla horizontal» que divide el mundo en un norte de población estable y acomodada y un sur que se empobrece al compás de su crecimiento demográfico. El primer siglo después de Béatrice refleja las contradicciones de nuestra época. Se nos presenta como una advertencia, una defensa de la «feminidad del
mundo» y una afirmación de la inagotable capacidad de supervivencia que caracteriza al ser humano.