El mal de amor ha sido, desde siempre, una enfermedad. Una enfermedad que unos han equiparado a la histeria, otros a la melancolía, otros a la locura, otros a la obsesión. Hoy se localiza entre los pliegues y recovecos de la depresión y la neurosis obsesiva. Para ese mal existen numerosos remedios porque, desde antiguo, los médicos y los filósofos han buscado y discurrido tratamientos y paliativos para él.
El amor y el mal de amor no se han modificado con el tiempo, pero sí ha cambiado su concepto, su enfoque y su abordaje. Y como el ser humano sigue siendo el mismo, como el amor sigue produciendo desasosiego, malestar y locura, es necesario conocer en qué estriba el mal de amor y cuándo el amor deja de serlo para convertirse en enfermedad. Y es trascendental saber que tiene remedio. Que se trata y se remedia desde siempre.