¿Pariente secreto del Monsieur Teste de Valéry o del Odradek de Kafka? ¿O del Bobo cubano que filosofa mientras come un melón en el Parque Central? Libro de peripecias donde lo narrativo, lo «literario», brota de los instantes en los que las palabras se encienden como un fósforo en medio de la noche. Porque finalmente, diría Olmo, todo está hecho de palabras: los ángeles, la escalera, Wittgenstein, La Habana, los delatores, la Rambla, el teatro Bolshói, los cordones de los zapatos, los turcos; todo aquello que se va hilvanando y deshilvanando en la madeja de la vida diaria del tierno, estrafalario y humorístico Olmo, que, poco a poco, irá conquistando nuestro asombro.