La conquista de América, el Encuentro con el nuevo mundo si queremos ser respetuosos con la nueva terminología que se impone desde la celebración del Quinto Centenario, no fue tarea fácil ni estuvo marca por la bondad y tolerancia de los llamados conquistadores. La expeditiva crueldad con que muchos de ellos actuaron, no correspondió con los principios del amor y caridad cristiana que pretendieron inculcar entre los indígenas. Una crueldad a la que, en su justificación, podría decirse que se vieron abocados por los implacables condicionantes bélicos de su época. La vida de Alonso de Ojeda, que Oceánica recoge de una forma novelada, es un buen ejemplo de las contradicciones internas que debieron marcar la azarosa existencia de estos conquistadores, hombres desarraigados de un tumultuoso mundo medieval, arrojados sin contemplaciones a un abismal y desconcertante nuevo continente, con cuyo descubrimiento se abrieron las puertas de la Edad Moderna.
Esta es una mirada crítica -inevitablemente apasionada- a la polémica actuación de la primera avanzadilla de europeos que puso el pie en las primitivas tierras del nuevo continente. Américo Vespucio, Cristobal Colón, Juan de la Cosa, Francisco Pizarro, Núñez de Balboa, los mismos Reyes Católicos, son, junto con Alonso de Ojeda, algunos de los personajes de esta novela épica. Frente a ellos, los indios americanos de las costas e islas del Caribe. Si el exterminio de muchos de estos pueblos fue gratuito o pudo ser evitado, queda a juicio del lector. Estos nativos son también los héroes de Oceánica, pues si entonces lucharon encarnizadamente contra el invasor y muchos prefirieron la muerte a perder su libertad, hoy, cinco siglos después, siguen reclamando con legítimo orgullo unos territorios y una cultura que nunca se les debieron arrebatar.