Cierto día, un tiburón del acuario de Volubilis vomita un brazo amputado. Tiv, el joven policía que protagoniza esta historia, irá descubriendo poco a poco los hilos de una vasta y feroz conspiración, dirigida tanto contra la democracia recientemente alcanzada como contra él mismo y su bella esposa. En una plaza de la ciudad, que antes llevó el nombre del dictador muerto en su cama, los tanques impondrán el estado de sitio. Esta apasionante novela de investigación, con detective incluido, parodia sabiamente el género policíaco.
Algún lector perspicaz ?porque, sin duda, los hay? podría identificar Volubilis con Valencia. Nada más lejos de la realidad porque, aunque Volubilis también está cruzada por un río que a veces la anega y en ella arden, una vez al año, artísticos muñecos de colores, no se halla en la península Ibérica, sino en el mismísimo Cuerno de África. Una historia, en definitiva, que sólo puede leerse como un relato trepidante, aunque haya quien se empeñe en considerarla una alegoría de nuestro país.