En un poema de La cifra (1981), que lleva por título “La fama”, Borges sugería que de entre el conjunto de cosas, no raras, que le deparó una fama que no acababa de comprender, se hallaba la de «profesar el amor del alemán y la nostalgia del latín». Cabe sospechar que de la nostalgia del latín surgieron estas Conversaciones.