Aquel mar que nunca vimos indaga en profundidad en la historia de Antonio Benaiges, maestro catalán que eligió el pueblecito burgalés de Bañuelos de Bureba para ejercer en él en el año 1935. En ese mismo pueblo, entre 1979 y 1983, fue médico el autor, José Antonio Abella, en su primer destino, recién salido de la Facultad de Medicina. Durante ese tiempo ninguno de sus pacientes le mencionó que allí mismo, cuarenta años atrás, habían tenido por maestro a un hombre extraordinario que llevó a la escuela una imprenta de la que salieron maravillosas revistillas escritas e ilustradas por los niños de aquel lugar que no tenía carretera, ni agua corriente, ni luz eléctrica…, ¡pero sí una imprenta en su escuela!
Antonio Benaiges, aquel maestro singular, había prometido a sus alumnos que en el verano de 1936 les llevaría a conocer el mar a Montroig, Tarragona, su localidad natal. No pudo cumplir su promesa. En la mañana del 19 de julio, primera jornada de la Guerra Civil, fue detenido, apaleado y paseado por las calles de Briviesca en una camioneta descubierta, casi desnudo, ensangrentado, envuelto en una bandera roja y gualda. Esa misma noche lo sacaron del calabozo para asesinarlo en un cruce de caminos.
Abella recoge esa historia que nadie —ni tan siquiera aquellos alumnos que llegaron a ser sus pacientes— le contó nunca. Sus páginas ahondan con rigor histórico y mirada de poeta en las razones de aquel silencio, en la vida y la muerte de aquel maestro, en la miseria material y espiritual de aquel país, en la esperanza rota para los niños y niñas que asistieron a la escuela de aquel profesor ejemplar, simbolizada por el mar que nunca vieron.
José Antonio Abella. Burgos, 1956. Durante casi cuarenta años fue médico rural en diversos pueblos de Burgos, León y Segovia, compatibilizando su trabajo con la práctica de sus otras dos vocaciones: la escultura y la literatura.