La imagen de la humanidad proyectada por la mayoría de los videojuegos de alto presupuesto, los que proponen el uso de armas de fuego como principal forma de actuar, ha desesperado a Taro Yoko durante toda su carrera. A través de su obra, de Drakengard a NieR: Automata, este artista intenta explorar los motivos que explican nuestra peculiar fascinación por el conflicto. ¿Es el ser humano tan depravado que, hasta para divertirse, ha de triunfar, discriminar, herir o matar? En los vastos páramos desolados de la guerra del ser humano contra sí mismo, Yoko ve la actividad lúdica como una esperanza, un horizonte, un bastión contra el mal.