Memorias de un niño vallisoletano coleccionista de cromos de fútbol. ''Por ello fui un compulsivo coleccionista de cromos de fútbol desde los ocho hasta los dieciocho años, actividad que marcaba un ritual en algunos aspectos de mi vida. En efecto, los ritos que había que emplear en el proceso de adquirir los sobres con los cromos en los quioscos producían de inmediato la aparición de muchos repetidos. Ello acontecía siempre a medida que avanzaba la colección, cuando ya teníamos aproximadamente un tercio de las imágenes, esta tesitura promover la necesidad fundamental de que los niños cambiásemos nuestros cromos repetidos, actividad que se realizaba preferentemente los domingos por la mañana, primero en la entrada del Parque del Poniente, y años después en la plaza de cantarranas.