La relación epistolar entre Carmen Laforet y Ramón J. Sender rebasa la idea común que el lector pueda tener sobre una correspondencia entre escritores y nos ofrece un retrato íntimo y desconocido de dos literatos que, con trayectorias claramente diferenciadas, encontraron con facilidad el afecto y las concomitancias necesarias para el que intercambio de cartas continuara a lo largo de los años sin apenas contacto personal.
Con sensibilidad y elegancia, Carmen Laforet nos acerca a una de las grandes incógnitas de la literatura española de posguerra: su mutismo literario y su necesidad de intimidad, que cristaliza en el distanciamiento paulatino de la vida pública y social. Reflexiones sobre su obra, su orbe sentimental, su familia o la religión, nos muestra el mundo desconocido de esta autora de éxito precoz. Por su parte, Ramón J. Sender desmitifica la vida del exilio y nos desvela, sin tapujos y con agudeza, sus sentimientos hacia su país natal: desde Franco hasta el estalinismo pasando por sus protagonistas literarios, como Alberti o Camilo José Cela.
En esta correspondencia, tanto Laforet como Sender analizan con destreza su obra y la del otro y, en ambos casos, encuentran el equilibrio perfecto entre la autocrítica y el juicio riguroso.