Conocido es de todos que San Agustín fue
uno de los padres de la Iglesia, que sus escritos
determinaron la conformación del
cristianismo según lo conocemos, que su
platonismo fue severamente criticado por
Nietzsche…
Sin embargo, además de todo eso, San Agustín
fue niño, y adolescente, y joven, y en ese
periodo de su vida cometió muchos errores
y actuó indecorosa e inconscientemente.
El santo nos cuenta en su autobiografía
cómo fueron esos años turbulentos, sobre
qué discurría su pensamiento y qué deseaba
su carne. Su narración es espontánea, fresca
y muy directa, libre de tenebrosas moralinas,
y nos invita a acompañarle en el tortuoso camino
que nos aleja, sin conseguirlo nunca
del todo, del mal.