«Cada muchas literaturas la historia alumbra un niño ensimismado que pasará entre los suyos como una anomalía. Parecido a esas flores que brotan en las orillas de las carreteras. Este niño rompible, el poeta, tan frágil como las alas de una libélula, es arrojado al mundo con la misión de incomodar. En primer lugar incomoda a los propios poetas. Los desconcierta su impericia a la hora del disimulo, esa falta de cálculo. Incomoda también a la época en la que nace. [...] Los poetas son un idioma difícil escrito con una caligrafía de fuego. Sólo pueden comprenderse cuando el tiempo ha mitigado su brutalidad. Unas décadas más tarde, a veces nunca. Por mucho que el tiempo pase, sin embargo, sus textos son hogueras donde los siglos siguientes se arriman para frotarse las manos, muertos de frío. Llamas que arden el corazón de quien osa hacerles frente. Hoy, cuarenta años después de su muerte, abro un libro de Robert Walser. Desprende tanto calor que tengo que apartarme cada pocas líneas, lleno de quemaduras.»
Jesús Montiel (1984) nace en Granada, donde vive con sus seis hijos pequeños trabajando como profesor de Lengua y Literatura. Hasta la fecha ha publicado cinco poemarios que le han valido distintos reconocimientos, entre los que destacan el Premio Internacional Alegría y el Hiperión: Placer adámico (2012), Díptico otoñal (2012), Insectario (2013), La puerta entornada (2015) y Memoria del pájaro (2016).
Suya es la traducción de Resucitar, de Christian Bobin (Ed. Encuentro, 2017). Asimismo, ha publicado tres libros de difícil clasificación, entre la narrativa, la poesía y el aforismo: Notas a pie de instante (Esdrújula, 2018), Sucederá la flor (Pre-Textos, 2018) y El amén de los árboles (Esdrújula, 2019). Señor de las periferias es el cuarto.