Los dos relatos que hoy presentamos se gestaron a finales de 1912, uno de los períodos más productivos de la vida de Kafka, durante el cual compuso además La transformación. Su editor Kurt Wolff le propuso publicarlos en un volumen que debería haberse titulado «Los hijos», puesto que entre los tres relatos existía, según le había confesado Kafka, «un evidente nexo secreto ». En La condena, Georg Bendemann, un joven comerciante, comunica que acaba de prometerse a su anciano padre, pero el encuentro se transforma en una pesadilla repleta de reproches. El fogonero—primer capítulo de la novela El desaparecido, publicada póstumamente—trata las peripecias de Karl Roßmann a bordo del transatlántico que lo conduce a Nueva York, adonde lo han enviado sus padres, tras un escándalo, en busca de fortuna.