Hay algo esencial en la escritura de Ángel Zapata, que convierte a su obra en una de las apuestas más singulares, lúcidas e innovadoras dentro del cuento español de hoy: la búsqueda de un lenguaje que evade la convención ilusoria de reflejar la realidad, y que consigue así volverse realidad él mismo: acontecimiento real.
Justamente por ello, cada uno de sus cuentos es también una tirada de dados donde la rebeldía se manifiesta como resorte e inspiración primordial, una rebeldía frente a todo aquello que pretende hacer del ser humano un mero instrumento al servicio de la dominación, y que ha forjado con su resplandor la belleza convulsa de estos textos asombrosos.
Fiel a la tradición surrealista, Luz de tormenta tiene la cualidad de arrancarnos a la opacidad de lo cotidiano, es un desafío a la inercia fúnebre de las significaciones impuestas, y una brecha en la inmovilidad reinante a través de la cual llega a nosotros el estremecimiento de un mañana jugador.